viernes, 21 de octubre de 2016

Danza de los Millones, Expansión del Azúcar



Danza de los Millones.
Evolución de la Industria Azucarera en la República Dominicana.
Introducción.
La industria azucarera es un sector económico dedicado a la siembra, cosecha y procesado de la caña de azúcar. Acompaña la economía dominicana desde la era de la colonización.
El desarrollo económico de la República Dominicana va de la mano con la Industria Azucarera. Su evolución y promoción para llegar a beneficiar al país datan desde el siglo XVI, cuando Gonzalo Velosa fundó en las márgenes del Rio Nigua el primer trapiche movido por caballos para fabricar azúcar de caña en la isla.
La evolución y crecimiento de todo cuanto representa la actividad productiva del azúcar en la República Dominicana, ha sido llevado a varias obras que ocupan lugares distintivos en bibliotecas, trabajos de negocios, entre otros, que constituyen documentos sugerentes y emotivos del avance nacional, algunos de ellos tratados en este trabajo.
Es por todo esto y más, que se eligió la industria azucarera como tema de investigación. El objetivo principal de este trabajo es dar a conocer no solo las altas y bajas de la economía provocadas por la industria, sino también indagar sobre esa organización que llego a dar beneficios insuperables al país en función de la época, la idea es que a partir de este análisis, en ocasiones posteriores se puedan identificar las fallas e incorporar mejores estrategias que garanticen la productividad, para que el sector no solo este enfocado en la producción en masa sino que implementen mejoras que a fin de cuentas resultan en beneficios, avances en la industria, y desarrollo en el país.
Palabras Claves.
1. Caña de azúcar:
Caña de tallo leñoso que está lleno de un tejido esponjoso y dulce del que se extrae el azúcar.
2. Zafra:
Cosecha de la caña dulce. Fabricación del azúcar y el tiempo que dura dicha fabricación.
Contenido del proyecto.
Mercado de Trabajo.
El trabajo cualificado aumenta su importancia relativa cuando en los centrales y en la industria azucarera se generaliza la tecnología de proceso continuo, pero también crece la demanda de trabajadores para el corte y tiro de la caña. Lo que la mejora técnica produjo fue un importante incremento de la productividad de los trabajadores en el campo de la caña y en la fabricación del dulce, que es lo que hace viable la actividad en una coyuntura de competencia internacional. Las mejoras tecnológicas produjeron ahorro del número de horas de trabajo y de nómina, con el mismo nivel de azúcar producido, se demuestra cuando se calculó el crecimiento de la zafra a corto plazo y lo comparamos con el de la zafra a largo plazo.(Martínez, 2011)
La industria azucarera tuvo su apogeo en la década de 1970, aunque años antes, en 1963 contaba con 27,000 empleados y tuvo mucho auge tras la Segunda Guerra Mundial. Para ese entonces había 3,200 colonos cultivando caña en sus conucos y fincas para luego venderlas a los ingenios. En los ingenios la situación era tal que empleaba a 100,000 personas desde braceros procedente desde Haití hasta técnicos y gerentes dominicanos. El monocultivo azucarero dominaba en más del 90% las exportaciones y era la principal fuente de divisas para el país. Ya para mediados de los 1980 la industria comenzó a descender en términos relativos y absolutos. Para ese entonces sólo empleaban a unas 65,000 personas; de éstas 50,000 era braceros haitianos.
Por lo general, la jornada de trabajo era de doce horas, comenzaba a las seis de la mañana y terminaba a las seis de la tarde. El domingo era el único día relativamente libre, por lo que la jornada de trabajo era de seis días a la semana o de 72 horas. Lo del hambre era permanente. Por lo general el jornal semanal estaba comprometido con los vales de la bodega, donde se aplicaba diferentes métodos de engaño. Como consecuencia el bracero permanecía endeudado con el ingenio, sin otra opción que aceptar el salario que se le ofertara, que fue el comportamiento típico del trabajador extranjero.
El trabajador negro era la garantía que tenían los capitalistas para invertir y maximizar beneficios, porque árabes, españoles, chinos e italianos se dedicaron a diversos negocios diferentes al del azúcar. De la siguiente manera se resumen las inmigraciones incentivadas para que se dedicaran al corte y tiro de la caña: Para los ingenios de San Pedro de Macorís, la cantidad de 1,500 y 2,967 cocolos en 1900 y 1902.
Para la zafra se estimaba un total de 4,500 trabajadores; en 1910, entre 3,500 y 4000 obreros de diversas nacionalidades; en 1912, la cantidad de 5,000 cocolos, para la industria el estimado era de 4,885 trabajadores; en 1913 la cantidad de 4,885 inmigrantes cocolos, de los cuales 750 para el ingenio Angelina y 300 el Cristóbal Colón. Para la zafra de la industria en 1914 y 1915 la demanda de trabajadores se estimaba en la cantidad de 5,000, de los cuales 1,315 procedían de las islas inglesas, holandesas y danesas y 2,020 puertorriqueños. Para 1916 se estimaban en 4,485 los cocolos en los ingenios del país.
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En las primeras dos décadas del siglo xx, el promedio de permanencia del bracero en los cañaverales era de cuatro meses y medio, aunque luego, por el crecimiento de la productividad a corto plazo, se reduce al estabilizarse la cantidad de materia prima requerida para cumplir con el programa de producción de azúcar. Durante el tiempo muerto del ingenio su situación empeoraba, causando migraciones internas, hacia el Cibao de manera específica, también a la parte montañosa, en busca de un salario que pudieran combinar con la economía de subsistencia. La migración interna no era solo de trabajadores de Haití, Jamaica y procedentes de las pequeñas islas del Caribe, sino también de campesinos dominicanos. Los importados, en teoría, debían salir del país luego de terminada la zafra azucarera, pero como el desempleo pura y simple era la alternativa en el país de procedencia, preferían quedarse y subsistir en espera de la nueva zafra, comportamiento que también era típico en Cuba, principalmente entre 1913 y 1919.
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Los intereses del trabajador y del ingenio. Para el trabajador, lo relevante era maximizar el jornal real a través del pago de un salario nominal, que tomara en cuenta su productividad o al menos el costo de la vida, mientras el ingenio trataba de minimizarlo, porque de ello dependía el objetivo de agilizar la recuperación del capital invertido. Para el trabajador el jornal real del día, que se pagaba semanalmente, definía la oferta de brazos, por lo menos en el caso del campesino dominicano, que de alguna manera relacionaba el jornal monetario que recibía con el precio de los alimentos, vestidos, alojamiento y otros conceptos que componían la canasta básica diaria suya y la de sus dependientes, que debía ser su salario real. El salario monetario del trabajador en la industria creció a una tasa media anual de 5.14%, mientras el real decreció 6.5%, por la inflación anual que superó el aumento del salario.
Durante algunos años fue de significación la diferencia en inflación, y lo mismo puede decirse de la demanda trabajo. Por ejemplo, el salario nominal creció más rápido que la inflación durante las zafras 1900/01, 1909/10, 1921/22 y 1929/30, mientras fue de 4% la inflación promedio durante las zafras de 1910/11 a 1920/21, superando el crecimiento del salario nominal de 2.47% en los mismos años.
El crecimiento del salario nominal fue neutro durante las zafras de 1915/1916 a 1924/25, porque la inflación creció prácticamente en el mismo porcentaje. En el gráfico que sigue se advierte que la demanda de trabajo y la nómina tuvieron igual evolución hasta la zafra 1915/16.
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Figuras 3.1 Nómina pagada y demanda de trabajo (1899–1930)
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En la actualidad la Central Romana emplea a más de 25,000 personas, siendo el mayor empleador privado en la República Dominicana.
Cantidad de empresas.
Central Romana Corporation
A partir de 1911, dos años después de la ocupación militar norteamericana del país, la South Porto Rico Sugar Company adquirió 20,000 acres en La Romana, para expandir su producción ya que en Puerto Rico, donde estaban todas sus operaciones, ya no había suficiente tierras para ello. La South Porto Rico Sugar Company importó la caña desde Puerto Rico, además de la mano de obra puertorriqueña (y luego negros de las Antillas inglesas conocidos como Cocolos) para la zafra, y exportaba la caña a Puerto Rico para allí ser elaborada y refinada. En poco tiempo las operaciones de la South Porto Rico Sugar Company en La Romana se extendieron a tal grado que decidieron construir la Central Romana con una capacidad de molienda de 2,000 toneladas de caña diariamente y era suplido por 7,300 acres de caña bajo cultivo. Central Romana se hizo líder en la producción de azúcar y sus derivados en República Dominicana y por muchos años fue el ingenio más grande del mundo. Hoy en día, Central Romana posee más de 200,000 acres de terreno, la refinería de azúcar tiene una capacidad de más de 125,000 toneladas.
Consorcio Azucarero del Caribe
El Consorcio Azucarero del Caribe, S.A., es de capital mexicano y pertenece al grupo SUCARMEX. Obtuvo mediante licitación pública cinco de los diez ingenios. Son estos ingenios Consuelo, Quisqueya, Boca Chica, Ozama y Río Haina. Ambos en conjunto con una capacidad de molienda de 19,777 toneladas cortas de caña por día equivalente al 60% del total de los diez ingenios y el 31% del total nacional.
Grupo Vicini
Otro gigante en la industria azucarera dominicana ha sido la Casa Vicini. Fundado en 1883 en San Pedro de Macorís, es uno de los consorcios azucareros más antiguos del país. Para la zafra de 1883/1884 ya poseía 11,000 tareas con una red ferroviaria de 7 kilómetros. Sus instalaciones son de las más eficientes en toda el área del Caribe con capacidad para moler 8,000 toneladas métricas de caña cada 24 horas. En adición a sus ingenios Cristóbal Colón y Angelina (San Pedro de Macorís), también posee el antiguo ingenio Italia, hoy ingenio CAEI (San Cristóbal).
Consorcio Caña Brava
Este consorcio adquirió los ingenios Montellano y Amistad en el norte del país con una capacidad en conjunto de molienda de 2,721 toneladas métricas de caña diario, que representa el 9% de la capacidad instalada de los ingenios públicos y el 4% de la capacidad instalada a nivel nacional. Ingenio Monte Llano (adquirido), localizado en el municipio de Sosúa, provincia de Puerto Plata, en la costa norte del país. Ingenio Amistad (adquirido), localizado en el municipio de Imbert, provincia de Puerto Plata, en la costa norte del país.
Consorcio Azucarero Central
El Consorcio Azucarero Central posee el 51% del capital de inversionistas norteamericanos y franceses. Le fue otorgado el Ingenio Barahona, ubicado en la misma provincia, y tiene capacidad instalada para moler 4,536 toneladas métricas de caña por día, para un 14% del total de ingenios y de un 7% del total nacional. Ingenio Barahona (adquirido), localizado en la ciudad costera del suroeste del mismo nombre.
El gran gigante de la industria azucarera ha sido el Estado dominicano con su Consejo Estatal del Azúcar conocido por sus siglas CEA. Fue creado en 1966 por las propiedades incautadas a la familia Trujillo. Está constituida por los ingenios Central Río Haina, y Santa Fe (San Cristóbal); Consuelo, Porvenir, y Quisqueya (San Pedro de Macorís); Ozama, y Boca Chica (Santo Domingo); Barahona (Barahona); y por último Amistad, y Montellano (Puerto Plata). En conjunto, los ingenios de la CEA tienen una capacidad instalada de molienda diaria de 34,700 toneladas de caña. Varios ingenios de la CEA han sido privatizados o han cesado sus operaciones por la crisis en el precio de azúcar en los mercados internacionales.
Descripción básica del sistema productivo.
Definiremos el procesamiento de la caña de azúcar como las operaciones que se realizan desde el corte de la caña hasta su conversión al final en azúcar.
Labores de campo, cosecha y patios de caña
El proceso productivo inicia con la preparación del terreno, previo a la siembre de la caña. La planta madura entre los 12 y 14 meses. Se procede a cortarlas y recogerlas para llevarlas a los patios de caña, donde se determinan las características de calidad y el contenido de sacarosa, fibra y nivel de impurezas.
Picado y molienda de la caña
En el proceso de picado las cuchillas giradores cortan los tallos y los convierten en astillas para facilitar la extracción del jugo en los molinos. La caña picada llega al tanden de molinos, donde mediante presión se extrae el jugo de la caña. En el recorrido de la caña por el molino se agrega agua para extraer al máximo la cantidad de sacarosa que contiene el material fibroso. Este proceso de extracción es llamado maceración.
Pesado de jugo y Clarificación
El jugo diluido que se extrae de la molienda se pesa en básculas con celdas de carga para saber la cantidad de jugo sacarosa que entra en la fábrica. Este jugo contiene un pH de 5.2, el cual se trata con cal con el objetivo de elevar el pH y minimizar las posibles pérdidas de sacarosa. La clarificación del jugo se da por sedimentación; los sólidos no azúcares se precipitan en forma de lodo llamado cachaza y el jugo claro queda en la parte superior. Este jugo sobrante se envía a los evaporadores.
Evaporación
El jugo claro que posee casi la misma composición del jugo crudo extraído se recibe en los evaporadores con un porcentaje de sólidos solubles entre 10 y 12% y se obtiene una meladura o jarabe con una concentración aproximada de sólidos solubles del 55 al 60%.
Cristalización
La cristalización se realiza en tachos y el material resultante que contiene líquido (miel) y cristales (azúcar) se denomina masa cocida. Este proceso se lleva a cabo en tres templas para lograr mayor concentración de sacarosa.
Centrifugación
La masa pasa por las centrífugas en las cuales los cristales se separan del licor madre por medio de una masa centrífuga. La miel que sale de las centrífugas se bombea a tanques de almacenamiento para luego someterla a evaporizaciones y cristalizados superiores. Al cabo de tres cristalizaciones sucesivas se obtiene una miel final que se retira del proceso y se comercializa como materia prima para la elaboración de alcoholes.
Secado y Enfriamiento
El azúcar se transporta por elevadores en los cuales la misma se coloca en contacto con el aire caliente que entra en contracorriente. El azúcar debe tener baja humedad, aproximadamente 0.05% para evitar la formación de terrones. El azúcar se seca con temperatura cercana a 60º c, se pasa por los enfriadores rotatorios inclinados que llevan el aire frío en contracorriente, en donde se disminuye su temperatura hasta aproximadamente 40–45º c para conducir al envase.
Envase
El azúcar seca y fría se empaca en sacos de diferentes pesos y presentaciones dependiendo del mercado, para su posterior venta y comercialización.
Subproductos de la caña
Hay numerosos productos que pueden ser fabricados a partir de los subproductos de la caña, quizás más de 100, pero más del 90% de ellos no tiene ningún interés económico, bajo las condiciones actuales de tecnología y mercados existentes.
En condiciones normales una tonelada de caña cortada verde, producirá:
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A continuación mostraremos los principales subproductos de la caña que son potencialmente importantes para su desarrollo, junto con aquellos que han probado ser de interés económico bajo condiciones normales.
  • El cogollo o tope de la caña y el barbojo
  • El bagazo
  • La cachaza o fango de los filtros
  • La miel fina o melaza
Cogollo
El cogollo o punta blanca se utiliza mayormente como alimento de los bueyes que tiran la caña, es decir; es el combustible más barato utilizado por la industria azucarera, no tiene otro uso de importancia.
Las hojas de la caña, pueden ser utilizadas como combustible en los ingenios, su valor calorífico es similar al de un bagazo cuando se recogen secas. En el Central Romana el método utilizado es el de pasar un tractor con un aditamento para hacer filas en hileras y después una máquina cosechadora de pastos que la recoge, lo repica y lo impulsa por medio de un ventilar de tiro hacia la carreta. El costo de operación de recogida es de unos RD$25.00 por tonelada de barbojo repicado.
El bagazo
La utilización del bagazo como combustible se remonta a los orígenes mismos de la industria azucarera.
Se considera que un ingenio bien diseñado y eficientemente operado requiere unos 35KWH de electricidad y 1,100 libras de vapor por tonelada de caña molida por hora; un ingenio que reúne estas condiciones moliendo un promedio de 4,800 TCD en una zafra con una duración de unos 180 días, molería un total de 864,000 T.C., produciendo un excedente de unas 140,000 toneladas de bagazo, o un promedio de 777 toneladas de bagazo por día. Este excedente, quemado en caldera de alta presión y maquinas generadoras de condensación podrían producir unos 20,000 KWH de emergía cada hora durante esos 180 días. Esta energía se produciría a un costo de menos de 3.0 US$/KWH. La generación de electricidad a partir de excedente de bagazo es sin duda alguna la mejor y más sencilla utilización del mismo.
La cachaza
El principal uso de la cachaza es el acondicionamiento de terrenos y en menor escala el de fertilizante.
La cachaza contiene alrededor de 1.5% de fósforo y 1% de nitrógeno. En el central Romana se han obtenido resultados extraordinarios al agregar cachaza en una proporción de 40 toneladas por acre sobre terrenos calcáreos del área. Su utilización para la fabricación de levadura forrajera torula es factible por lo que se continúa estudiando el proceso.
Miel fina o melaza
En el año 1988 la industria produjo un total de 54, 951,000 galones americanos de melaza. Las exportaciones fueron 28, 876,000 galones. El consumo directo en alimento de ganado, 4 millones de galones en la producción industrial de ron, alcohol industrial, levadura y alimento forrajero preparado.
Para producir 1 galón de alcohol deshidratado se necesitan 2.5 galones de miel fina. El costo de la materia prima seria de US$0.85 por galón de alcohol producido, más unos US$0.25 en costos de producción para hacer un total de US$1.10 el galón de alcohol.
Furfural
El furfural es un líquido aromático, con un olor peculiar producido a partir de un número de materias vegetales que contienen pentosanas, se requieren 20 toneladas de bagazo para producir 1 tonelada de furfural.
La inversión requerida en una planta que produzca unas 5,000 toneladas por año, que es el tamaño considerado como la mínima capacidad por los fabricantes de equipos, es de uno US$22 millones. El costo de producción de una planta de este tamaño es de alrededor de US$400 por tonelada.
Ácido cítrico
La fermentación de melaza para la producción de ácido cítrico es un ciclo aeróbico complejo. El rendimiento obtenido por el proceso de la Pfizer es de 65% del peso de los azúcares totales usados.
Un galón de melaza de 55% azúcares totales y 85 grados brix produciría 3.5 libras del ácido. Para la producción de 2,500 toneladas de ácido cítrico anual consumiría aproximadamente 1, 450,000 galones de melaza. Este ácido es utilizado mayormente en las fábricas de refrescos, caramelos y productos farmacéuticos.
Alcohol combustible
Una industria derivada de la caña de azúcar que amerita un comentario especial es la de la producción de alcohol combustible a partir del jugo de la caña.
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Figuras 5.1 diagrama de subproductos de la caña.
Evolución de la tecnologia utilizada.
El desarrollo de las plantaciones orientadas a la exportación no eliminó la agricultura de alimentos para el mercado interno. Por el contrario, la agricultura de alimentos aprovechó las tecnologías modernas aplicadas en las plantaciones para aumentar su producción y productividad.
La transformación del campo dominicano durante el siglo XX no puede explicarse sin la importación de tecnologías desarrolladas en países del norte del planeta que ya habían realizado su revolución industrial.
La industria azucarera dominicana ha registrado avances que la colocan como puntera en materia de adopción de tecnología. Los avances se han dado, principalmente, en las áreas agrícolas, de transporte terrestre y ferroviario, pero con mayor énfasis en la parte fabril. La evolución se ha dado de manera preponderante en la parte de la industria correspondiente al sector privado
Las estadísticas establecen que en 1980 el área bajo cultivo fue de 4, 488,000 tareas y para 2009 eran apenas 1, 462,000, una reducción absoluta de 3, 026,000, equivalentes a un 67.42%.
Un estudio señala que como consecuencia de esa deficiencia estatal en el manejo de la industria azucarera, que además trajo consigo la obsolescencia de la tecnología por falta de inversión y de rentabilidad financiera, la producción de azúcar, que en 1980 era de 9.1 millones de toneladas, equivalentes a 38.5 millones por hectárea, se redujo a 4.62 millones de toneladas métricas de azúcar para 2009.
Los ingenios privados han realizado grandes inversiones en tecnologías agrícolas, fabriles, de transporte y en el área social. Destaca que hasta 2008 el monto global de inversión alcanzó los US$1,000 millones, distribuidos entre Central Romana, Cristóbal Colón y Barahona, como empresas en producción.
Central Romana, que produce el 70% de la producción nacional, ha ejecutado el 65% al destinar US$650 millones. Los recursos invertidos fueron para la renovación de caña, con nuevas variedades, compra de 47 cosechadoras, 300 tractores, 46 cargadoras y RD$32 millones en su capítulo social. Todos estos equipos están destinados a la mecanización agrícola y al corte y tiro de la caña, que está en proceso en más de un 50%.
Gracias a esta inversión, Central Romana ha logrado el aumento del uso de la capacidad instalada, llevándola al 90%, y también, reducir el tiempo perdido en la fábrica hasta un 5.6%, cuando la media en la industria está sobre el 30%.
Las áreas de mayor inversión fueron la agrícola con US$40 millones, factorías con US$37 millones y transporte con US$22 millones. El ingenio Barahona tiene un 80% del corte mecanizado, por lo que sólo participan alrededor de 280 picadores.
En el área agrícola, Barahona ha renovado 146,000 tareas de caña, que incluyen un área recuperada de más de 2,000 campos con 32,000 tareas. Detalla que fueron niveladas alrededor de 15,000 tareas fueron introducidas otras 15 nuevas variedades de caña. Fueron reparados, según el informe, 882 kilómetros de canales de riego y 508 kilómetros de drenaje. Se instaló un sistema de riego por goteo que abarca alrededor de 14,500 tareas y otro sistema por ventana que cubre cerca de 5,000 tareas. Dentro del plan de renovación de flotilla fueron comprados 128 equipos livianos y 66 pesados, así como 18 cosechadoras, 31 carretas hidráulica, 28 camiones y 40 motobombas. En el lado fabril el ingenio Barahona, dentro de su programa de tecnificación y rehabilitación, reparó calderas e instaló un vibrador nuevo y un sistema de alimentación de molinos, construcción de catalizador con sistema de control y alimentación de bagazo. Se modernizó el laboratorio y se compró un nuevo turbogenerador de 3.5 megavatios.
El Inazúcar, en un informe sobre la adopción de tecnología en el sector, establece que los planes de inversión en la industria azucarera a corto y mediano plazo son de US$400 millones. En el área agrícola, según las informaciones, se invertirán US$86 millones, en la parte fabril serán cerca de US$200 millones, ferroviaria US$86 millones y en el área social alrededor de US$28 millones.
Según Inazúcar, la zafra azucarera 2010–2011 se perfila como una de las más exitosas de los últimos años. La producción esperada es de 540 mil toneladas métricas valor crudo (TMVC), de las cuales entre 370 y 380 mil toneladas son del tipo crudo o crema y 160 mil de refino. La inversión estimada para la presente cosecha es de RD$11,071 millones.
Productividad del trabajo y del capital.
Los empresarios azucareros que dirigían las operaciones de producción y venta de azúcar, tomaban riesgos e invertían bajo incertidumbre, esperaban que se produjeran beneficios, o lo que era lo mismo, que se evitaran las pérdidas. El negocio del azúcar mostró que el riesgo y la incertidumbre eran relativamente elevados, pero que la recompensa fue muy buena. Sobre el particular no dejan dudas los datos de producción (venta) de azúcar, costos, ingresos y beneficios de la industria.
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Tabla 7‑1 Costos, ingresos y beneficios 1868–1900.
Cuando el precio del dulce se cotizaba por debajo de los 3 centavos la libra, dejaba pérdidas a trapiches e ingenios, principalmente a los menos preparados tecnológicamente, y fue lo que causo ruina de unidades entre los años 1886 y 1889.
En el primer quinquenio de la década de 1890, el precio de venta del azúcar promedió 2.65 la libra; el margen por libra de 0.05 centavos y los beneficios acumulados de la industria de 1, 377,365 pesos, un promedio anual de 275,473 pesos. Los avances técnicos, que aumentan los beneficios, se advierten en el segundo quinquenio de la década mencionada, cuando los promedios por libra de azúcar fueron de 2.90 centavos la venta, 2.3 centavos el costo de producción y 0.54 centavos el margen. Los beneficios acumulados de la industria fueron de 3, 498,275 pesos y el promedio anual de 699,655 pesos.
El crecimiento de los beneficios acumulados continúa en la década de 1890, totalizando 4, 999,791 pesos y por libra 0.0061 centavos. En síntesis, la modernización y concentración de la zafra, que se acelera en la última década del siglo xix, fue altamente productiva para los accionistas de los ingenios.
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Tabla 7‑2 Rentabilidad 1870–1899.
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Figuras 7.1 Rentabilidad 1870–1899.
En cuanto a la rentabilidad de la industria, lo que puede decirse es que fue sobresaliente hasta 1879, resultado de la combinación de un precio del dulce en el mercado internacional relativamente bueno, con costos de producción bajos, haciendo posible la viabilidad financiera de ingenios y trapiches técnicamente obsoletos. Cuando la zafra se limita a ingenios y trapiches mejor equipados, se reduce la rentabilidad, lo que fue previsible por la acumulación de capital.
Sin embargo, la rentabilidad se mantiene lo suficientemente alta, como para definir el azúcar como el sector de interés para capitalistas cubanos y puertorriqueños.
La rentabilidad promedio de la década de los noventa, indica que las inversiones grandes y pequeñas, hechas para mejorar los molinos, la clarificación, evaporación y cristalización, no solo eran necesarias, sino que en el mediano plazo, retornaron beneficios a los capitalistas, lo demuestra, además, el nivel de la productividad total de los factores, así como la evolución de la producción en los diferentes quinquenios.
Proporción del PIB
El Banco Central de la República Dominicana en sus estadísticas incluye a la industria azucarera dentro de Cultivos Tradicionales de Exportación, y sólo forma 0.7% del PIB. En adicional a eso, la Elaboración de Azúcar forma el 0.2% del PIB nominal. El valor monetario de esas dos ramas económicas es de RD$11,239 millones para Cultivos Tradicionales de Exportación (el sector azucarero es mucho menos) más RD$3,888 millones para la Elaboración de Azúcar.
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Figuras 8.1 PIB industria azucarera 1899–1930.
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Tabla 8‑1 Participación del PIB per cápita azucarero.
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Tabla 8‑2 Cronología del aporte de la Industria Azucarera al PIB.
1/Solo incluye sueldos y salarios a precios de 1970.
*Cifras preliminares
Intercambio con el resto del mundo.
A principios del siglo XX, la comercialización del azúcar dominicana tenía una marcada reorientación hacia el mercado norteamericano.
La producción del azúcar dominicana se comercializa en tres mercados fundamentales: mercado local, mercado preferencial norteamericano y mercado mundial.
 En el ámbito de la comercialización externa el mercado norteamericano está sujeto al sistema de cuotas, de acuerdo con el cual hay un acceso limitado de los volúmenes de azúcar desde los países productores a los Estados Unidos. En el mercado mundial se originan fuertes fluctuaciones en el nivel de precio, que alternativamente afectan a productores y consumidores de acuerdo con las variaciones cíclicas de los precios.
 Dados los altos costos de la producción nacional y los deprimidos precios del mercado mundial, para los productores nacionales los mercados más atractivos son el local, que funciona en base a un régimen de protección con precios muy por encima a los del mercado internacional y el mercado preferencial norteamericano que funciona en base a cuotas y con precios protegidos.
 Una característica del mercado ha sido la significativa cuota del país en el mercado preferencial de los Estados Unidos, de cuyo volumen ha correspondido al CEA un 60%, proporción equivalente a su participación en la producción nacional de azúcar en los años “normales” de la empresa y cuando el azúcar constituía el principal renglón generador de divisas.
La “Danza de los millones”
El influjo de Estados Unidos en la economía fue uno de los resultados más patentes del desarrollo de las plantaciones azucareras en la República Dominicana. La terminación de la Guerra en 1918 produjo un impresionante aumento de precios de los productos y materias primas tropicales en todo el mundo.
Desde 1910, por lo menos, la economía dominicana descansaba en la producción de azúcar y cacao, que constituían las cuatro quintas partes de todos los ingresos del país, en tanto que el tabaco y el café representaban el quinto restante. Como la Guerra se había librado en los campos productores de remolacha azucarera en Francia, Rusia y Alemania, la escasez de azúcar produjo un enorme crecimiento en la demanda de azúcar de caña. Con el nuevo aumento que ocasiono el fin de la guerra, la prosperidad se hizo sentir de inmediato en todo el país. Hubo sustanciales aumentos de salarios, beneficios para los dueños de tierras y negocios, etc.
El comercio importó entonces cantidades enormes de mercancías. Durante los años 1918 a 1921 la economía dominicana creció hasta alcanzar niveles nunca antes imaginados. Esta súbita gigantesca expansión de la vida económica y de los negocios en el país recibió el nombre de la “Danza de los millones”. Durante este periodo, pueblos como Santiago, La Vega, San Pedro de Macorís y Puerto Plata adquirieron una categoría urbana que no habían conocido antes.
Como consecuencia del alza de los precios del azúcar y del cacao, el dinero circuló en grandes cantidades en el país y el comercio gozó de la época más próspera hasta entonces conocida. Previendo precios aún mayores, los comerciantes hicieron enormes operaciones de compra y venta, pero ya la producción de azúcar de remolacha se estaba recuperando en Europa y demás países productores que habían estado ampliando sus áreas cañeras con el propósito de aprovechar los altos precios y aumentar sus ganancias. De manera que en el momento en que todo el mundo esperaba grandes beneficios, la producción mundial de azúcar creció en forma desmesurada. El mercado se saturo y se produjo una caída vertical de los precios. De buenas a primeras los comerciantes se vieron con mercancías exageradas que no tenían salida, y como ya no se vendía el azúcar a los precios esperados, se produjo una gran depresión económica que se caracterizó por la falta de dinero en los ingenios.
Los comerciantes se vieron obligados a cancelar muchos de sus pedidos, pero más de la mitad de los mismos ya habían llegado y tenían que pagarlos. Al no poder venderlos, muchos tuvieron que lograr acuerdos con sus acreedores para saldar en pagos parciales las deudas contraídas. En los pueblos y ciudades las quiebras se volvieron un tema diario. La “Danza de los millones” había terminado.
(Pons, 1999)
El impacto de la caída de los precios internacionales del azúcar sobre la economía dominicana se pone en evidencia claramente en el hecho de que en el año 1920 el país exportó 158.8 mil toneladas métricas de azúcar por un valor de 45.3 millones de dólares, mientras que en 1921 los ingresos por las ventas de este producto en el extranjero se redujeron a tan solo 14.3 millones de dólares, a pesar de que el volumen exportado se incrementó a 183.6 mil toneladas métricas. En otras palabras, el valor de las exportaciones se redujo en un 67% a pesar de que el volumen exportado subió un 14%.
Debido a su naturaleza peculiar y a la atracción del capital extranjero, la industria se las arregló para sobrevivir a pesar de todo. Producía menos ganancias para los enormes recursos invertidos y continuaba demandando de capitales adicionales de las corporaciones y la expansión de la producción le aseguraba la supervivencia aunque no la prosperidad.
El azúcar, en vista de que su ciclo de producción responde a los estímulos de la demanda de modo excesivo pero lento, parte del incremento de su producción llegó como torrente cuando el boom ya se había extinguido. Debido a las economías de escala y a la invisibilidad de las inversiones, la capacidad instalada del parque fabril de la industria azucarera normalmente está sobredimensionada en la relación con la demanda del momento. Esta tendencia generalmente es reforzada por el carácter oligopólico de este subsector de la economía.
(Cuevas, 1999)
Nuestro ingreso al Mercado Preferencial
Tras la Segunda Guerra Mundial, el Dictador Rafael Leonidas Trujillo se incursiono en la industria azucarera, ampliando y fortificando su monopolio en el país.
Aunque parezca mentira, el triunfo de la revolución cubana y la llegada al poder del Comandante Fidel Castro salvó el proyecto azucarero de Trujillo, pues una de las primeras medidas tomadas por el gobierno revolucionario fue la puesta en marcha de una reforma agraria, que afectó profundamente el latifundio cañero, seguido de la nacionalización de las empresas norteamericanas.
Como reacción a estas medidas, el gobierno de los Estados Unidos suspendió primero y anuló después, la cuota de exportación de azúcar cubana, la cual fue luego redistribuida entre los países y territorios que abastecían ese mercado. La República Dominicana salió altamente beneficiada de ese proceso, pues en el año 1960 logró exportar 464 mil toneladas de azúcar con destino a Estados Unidos, lo que representó un aumento del trescientos por ciento con relación al año 1959, en el cual solamente se exportaron 113 mil toneladas de azúcar a ese mercado.
En la zafra del año 1960 se rompieron los récords de todos los tiempos de la industria azucarera dominicana, algunas de las cuales aún se mantienen vigentes. Durante esa cosecha los ingenios, en conjunto, cosecharon 2,308,927 tareas dominicanas de tierra, molieron 11,238,842 toneladas cortas de caña, con las cuales se produjeron 1,225,373, toneladas cortas de azúcar crudo y 63,599,320 galones americanos de melaza; mientras que las exportaciones totales de azúcar llegaron a un volumen de 1,162,697 toneladas cortas, en tanto que las de melaza fueron de 64, 410,732 galones americanos.
Luego por el patrocinio de Trujillo respecto al atentado del entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt; fueron impuestas sanciones sobre el país, lo que significó la pérdida del apoyo de los Estados Unidos al régimen y la condena del país a un aislamiento económico.
La desaparición física de Trujillo, ajusticiado el 30 de mayo de 1961, facilitó el levantamiento de las sanciones y el aumento de nuestra cuota de exportación al mercado preferencial norteamericano.
Luego, durante el gobierno de los doce años de Balaguer, la industria azucarera vivió su etapa de oro, logrando los niveles más altos de producción y exportación en toda su historia.
Esquema de la cadena de suministro.
Una cadena de suministros está formada por todas las partes involucradas de forma directa o indirecta para llevar a cabo el objetivo final. En la industria azucarera estas partes están integradas por terrenos, empleados, tractores, gasolina, camiones para transportar la caña, fundas plásticas para empacarla, montacargas, entre otros, que relacionados entre sí y siguiendo el proceso de producción nos ayudaran a construir el siguiente esquema.
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Figuras 10.1 Cadena de suministros de la industria azucarera.
Estos ayudan a satisfacer las demandas del mercado, que son establecidas por los consumidores.
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Figuras 10.2 Estructura vertical, cadena de suministros
Miembros Primarios
Los miembros primarios son los que adicionan valor directamente al servicio, en el caso de la industria azucarera tenemos los agricultores, productores, ingenios y las centrales de ingenios mayoristas.
Análisis FODA.
El análisis FODA tiene como objetivo el identificar y analizar las Fuerzas y Debilidades de la Institución u Organización, así como también las Oportunidades y Amenazas, que presenta la información que se ha recolectado. Nos ayuda a ver que tenemos, que debemos mejorar, nuestra competencia, en fin lo necesario para nosotros poder actuar y tomar las decisiones correctas dentro de la industria.
Fortalezas:
  • Zonas extensas de cultivo; el país cuenta con terrenos abundantes para el cultivo de caña de azúcar.
  • Condiciones climáticas favorables para la plantación de caña.
  • Consumo local constante; ya sea mucho o poco, la familia dominicana cuenta con el azúcar para muchas de sus comidas y/o sus postres.
  • Mano de obra barata.
Oportunidades:
  • Avances tecnológicos que faciliten el proceso de tratamiento de la caña para convertirse en azúcar.
  • La posibilidad de utilizar parte de su materia prima (la caña) como un combustible alternativo.
  • Aumento de exportaciones.
Debilidades:
  • El descuido de esa industria en el mercado local.
  • El servicio deficiente del sector eléctrico del país, siendo además de alto costo.
  • La contaminación producida por los ingenios, cuando no se tienen medidas de gestión ambiental ni responsabilidad al respecto.
Amenazas:
  • El descenso de los precios del azúcar.
  • La reducción de los terrenos de cultivo de la caña.
  • Aumento de costos de producción.
  • El uso de otros cultivos para elaborar el azúcar.
  • Desinterés de inversión en el sector.
Información Complementaria.
A partir del último cuarto del siglo XIX, la República Dominicana experimento grandes transformaciones. Para entonces el país contaba con una cantidad reducida de habitantes concentrados en tres comunidades, Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata, cuyas vías de comunicación eran caminos simples que no permitían el paso de carruajes sino de animales de carga. En 1875, había alrededor de 300,000 habitantes, la economía recaía sobre la exportación de tabaco, explotación de maderas y crianza de ganado. En esa época no había industrias, lo que más se asemejaba a una planta manufacturera eran los trapiches donde se procesaba la caña de azúcar para el mercado local y el vecino país de Haití.
Los sucesivos gobiernos hicieron un intento sin éxito de incentivar la economía, luego las guerras y revueltas que tuvieron lugar en el territorio nacional, obligaron a que en 1876 y 1879, el gobierno dictara dos leyes importantes de incentivo económico. Estas leyes propiciaron la siembra de cultivos de exportación.
Revolución Azucarera
De todas esas plantaciones, las de caña fueron las que tuvieron mayor repercusión en la vida dominicana. Apenas siete años después de la promulgación de las primeras leyes de incentivo, una “revolución azucarera” se había apoderado de las llanuras orientales del país. La construcción de ingenios azucareros que había comenzado tímidamente en 1872 se aceleró rápidamente y ya en 1882 había 21 ingenios operando en la República Dominicana. Todos funcionaban con máquinas de vapor dejando atrás los trapiches y algunos contaban con ferrocarriles. De estos ingenios, 4 se consideraban grandes porque producían un promedio de 1700 toneladas al año; 8 eran de tamaño intermedio, con una producción anual de 900 toneladas; los restantes eran pequeños pues su producción promedio era de 100 toneladas por año. En conjunto, los 12 ingenios principales producían 86% del azúcar y poseían 83% de la tierra sembrada con caña de azúcar en 1882.
La construcción de ingenios continuó en los años siguientes. En 1885 había 35 centrales en las llanuras de Santo Domingo y San Pedro de Macorís. Si en 1882 había 3,577 hectáreas sembradas de caña, en 1895 la cantidad sembrada ya alcanzaba las 7,950 hectáreas. Diez años más tarde, esto aumento a 11,412 hectáreas. En 1897 los ingenios contaban con 265 kilómetros de vías férreas. En consecuencia, las exportaciones azucareras subieron 1,100 toneladas en 1877, a 20,263 en 1884. Aun cuando la crisis de 1884 estanco las exportaciones durante los siguientes siete años, su volumen aumento para 1892 con 31,640 toneladas y para 1893 con 38,546 toneladas.
En pocos años se estableció en el país un nuevo tipo de industria que alteró por completo el uso de la tierra y contribuyó a la desintegración del campesinado y a la aparición de un proletariado rural antes inexistente.
En vista de que las áreas cañeras estaban escasamente pobladas, los dueños de los ingenios tuvieron muchas dificultades para reclutar mano de obra local, por lo que ofrecieron mejores salarios que en el resto del país. Esto estimulo la migración interna hacia esas regiones, pero, debido a la escasez de población del país, los dueños de los ingenios tuvieron que recurrir a la importación de braceros de las islas vecinas que pasaban por una grave crisis económica.
El desarrollo de la economía azucarera de la República Dominicana durante los últimos 25 años del siglo XIX y los primeros 30 del XX no puede explicarse sin la utilización de mano de obra extranjera. Los salarios que pagaban las centrales azucareras dominicanas ascendían a más del doble de los que se pagaban en Nevis y St. Kitts. Los dominicanos dieron a estos trabajadores el sobrenombre de cocolos.
A diferencia de Cuba, donde los braceros isleños se asentaban con cierta permanencia, en la República Dominicana, una vez cumplían el ciclo volvían a sus islas. Ese continuo trasvase de trabajadores produjo un serio déficit de mano de obra en las islas, registrando casi 90,000 casos de emigración hacia el país entre 1914 y 1939. Muchos volvían a sus islas luego de agotarse, o cuando ahorraban lo suficiente para vivir mejor, mientras que otros permanecían en los alrededores de Santo Domingo, San Pedro de Macorís, La Romana y Puerto Plata.
La revolución azucarera de finales del siglo XIX tuvo efectos ecológicos y sociales inmediatos. El avance de los cañaverales produjo la desaparición de grandes bosques vírgenes que fueron talados para hacer espacio a las nuevas plantaciones, junto con los bosques desaparecieron comunidades campesinas. Debido a esto, los dueños de los ingenios se vieron obligados a ofrecer salarios mayores. Estos salarios atrajeron de inmediato nuevos campesinos.
Uno de los primeros efectos fue el alza de los precios de los alimentos, ya que disminuyó considerablemente el campesinado. Aun cuando los salarios eran altos respecto a lo que se pagaba en otras partes del país, los trabajadores apenas podían pagar los alimentos que las tiendas de los ingenios vendían a sobreprecio.
Ese problema se agravo de manera alarmante, factor que influyó en la resistencia de campesinos cibaeños para ir a trabajar en los ingenios. Evitaban trabajar en dichos lugares no solo por eso, sino también por lo extenso que resultaba trasladarse; además de que ya se conocía que las condiciones de vida en las plantaciones eran muy duras y había escasez de alimentos. En cambio, muchos campesinos del empobrecido suroeste dominicano si optaron por trasladarse a la región oriental después de haber sido contratados por las centrales. En 1885 la industria azucarera utilizaba 5,500 trabajadores dominicanos, además de unos 200 técnicos y maquinistas de diversas nacionalidades.
Como los trabajadores dominicanos resultaron insuficientes, los dueños de los ingenios reclutaron mano de obra en las pequeñas Antillas. En 1885 se contaban ya 500 braceros de esas islas trabajando en los ingenios. La principal limitación de la industria azucarera dominicana fue la falta de mano de obra.
Otra notable repercusión de la revolución azucarera fue la concentración de la propiedad tras la crisis de 1884. A partir de ese año, 14 ingenios tuvieron que ser liquidados y cayeron en manos de sus acreedores. Para finales de siglo, 9 de esos ingenios habían pasado a ser propiedad de 3 compañías que los consolidaron en unidades más grandes. En 1905 apenas quedaban 14 ingenios de los 26 que existían en 1893.
En 1898, muchos inversionistas norteamericanos se volcaron sobre Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico, para entonces ejercía control político en el Caribe, se dedicaron a comprar tierras y plantaciones para cultivar cacao, café, tabaco y caña de azúcar. Las más significativas fueron realizadas en República Dominicana por la South Porto Rico Sugar Company en el sector azucarero.
Con la llegada de las compañías extranjeras y la creación de plantaciones, la tierra adquirió un valor extraordinario y los nuevos dueños extranjeros exigieron un nuevo sistema de tenencia para que a cada propiedad correspondiera un título con las dimensiones claramente establecidas.
El proceso de concentración de la tierra continuó sin interrupción. En 1907, 67% de la tierra sembrada de caña estaba en manos de las 7 centrales establecidas en San Pedro de Macorís. Los 3 ingenios ubicados alrededor de la ciudad de Santo Domingo concentraban 16% de las tierras cañeras, en tanto que los 3 ingenios de Azua controlaban alrededor de 15% de la superficie sembrada de caña.
A medida que las nuevas plantaciones norteamericanas crecieron, muchas comunidades que antes llevaban una vida agrícola o ganadera independiente fueron barridas y en su lugar crecieron campos de caña trabajados por braceros extranjeros. En 1926, las inversiones norteamericanas en el sector azucarero ascendían a 43 millones de dólares. El valor declarado de las propiedades de la Cuban Dominican Company en la República Dominicana (compañía creada para expandir sus operaciones) ascendía a 25.5 millones de dólares, en tanto que la Central Romana y sus plantaciones estaban valoradas en 9.7 millones de dólares.
En 1929, las compañías norteamericanas controlaban 92% de la producción azucarera dominicana. Las centrales más grandes eran equivalentes a las mayores de Cuba y Puerto Rico. La Central Romana producía 93,000 toneladas por año; Central Consuelo, 57,000; Central Barahona, 43,000; Central Quisqueya, 30,000; y Central Montellano, 12,000. En 1929, la producción total superó las 420,000 toneladas, de las cuales 309,400, es decir, el 74% las produjeron los ingenios que eran propiedad de dos compañías: la Cuban Dominican Sugar Company y la South Porto Rico Sugar Company.
La industrialización
La primera etapa de la industrialización dominicana comenzó con la instalación de ingenios durante la revolución azucarera que tuvo lugar en el sur y el este del país a finales del siglo XIX. A partir de ese momento el mercado interno se expandió y junto con él, se expandieron los sectores artesanal y mercantil.
El 1941, fue un año de recuperación económica, pues los efectos de la Gran Depresión habían quedado atrás, la planta industrial dominicana empleaba un total de 36,631 trabajadores, de los cuales 26,407 estaban empleados en los 14 ingenios azucareros que entonces había en el país.
Los años de la Depresión enseñaron a Trujillo las ventajas de la sustitución de importaciones. En las décadas de los 40s y 50s, cuando Trujillo se convirtió en inversionista, el sector industrial se adentró en un proceso intenso de sustitución de importaciones similar al que habían emprendido años antes otros países de Latinoamérica.
Siendo la industria azucarera fuente de enormes beneficios tras la Segunda Guerra Mundial, Trujillo se sumergió en esta industria y en 1949 construyó un ingenio, el ingenio Catarey. Este ingenio resultó muy pequeño, por lo que, al año siguiente, inicio la construcción del Central Río Haina. En los años siguientes Trujillo trabajó para apoderarse de los ingenios extranjeros que operaban en el país, convirtiéndose en el principal productor de azúcar en la República. Solo quedaron sin venderle sus ingenios, la Casa Vicini y South Porto Rico Sugar Company, propietaria de Central Romana. (Pons, 1999)
Cuando Trujillo invadía un sector cualquiera de la economía nacional no descansaba hasta convertirse en dueño absoluto de ese terreno, limitando enormemente el desarrollo de la iniciativa privada y vedando todo impulso competitivo. En este sentido, siendo dueño de 6 ingenios que alcanzaban una producción de 325, 679 toneladas cortas de azúcar, equivalente al 38.54% de la producción del país, mayor que la obtenida por las demás empresas de la industria. Trujillo entonces entendió que era el momento de atacar a los grandes: la West Indies y la South Porto Rico.
A pesar de que el tirano tenía buena relación con el presidente de la West Indies, en 1957 tuvieron que vender todas sus propiedades a la Azucarera Haina CxA, las cuales comprendían los ingenios Consuelo, Quisqueya, Barahona y Boca Chica.
Las negociaciones con la South Porto Rico siguieron otro camino y tuvieron otro final. Aprovechando las buenas relaciones con Trujillo, la South Porto Rico creó una nueva subsidiaria que se dedicaría a la producción de furfural, utilizando como materia prima el bagazo de la caña producido por el Central Romana. El Gobierno Dominicano garantizo a la nueva subsidiaria una exención de todo tipo de impuesto y garantizó la exoneración de los impuestos a pagar por el combustible comprado para reemplazar el bagazo y por las maquinarias y equipos necesarios para quemar el combustible.
En resumen, la South Porto Rico Sugar Co. salió altamente beneficiada de sus relaciones con el Gobierno Dominicano, dentro del proceso mediante el cual Trujillo se en el zar del azúcar de la República Dominicana; pero esa corporación no se durmió en sus laureles y supo hacer uso de esas oportunidades para consolidar una empresa que hoy en día constituye un modelo de organización y eficiencia para la industria azucarera dominicana y del mundo.
(Cuevas, 1999)
Sustitución de importaciones
Tras el ajusticiamiento de Trujillo, la rápida recuperación de la economía, incentivo a miles de inversionistas a instalar nuevos negocios para dar servicio a una población ávida de artículos de consumo que hasta 1961 habían estado fuera de alcance. Esta recuperación tuvo varias causas: la transferencia de importantes recursos financieros provenientes de Estados Unidos, la devolución de fondos retenidos en virtud de las sanciones impuestas por la OEA al régimen y la asignación de una cuota azucarera de 815,000 toneladas que pertenecían a Cuba antes de la revolución socialista.
Otra más fue la rebaja de numerosos impuestos al consumo decretados por el gobierno de Joaquín Balaguer a finales de 1961, que sirvió para aumentar el ingreso de la población y, por lo tanto, la liquidez relativa de los consumidores. Otro factor no menos importante para la expansión de la demanda en aquellos años fue la creación acelerada de empleos realizada por los gobiernos del Consejo de Estado y Juan Bosch. Con el programa de emergencia del Consejo de Estado se incorporaron a la nómina del sector público unos 20,000 trabajadores, en tanto que durante el gobierno de Juan Bosch se crearon 27,669 empleos nuevos en el sector azucarero.
(Pons, 1999)
Central Romana.
El ingenio azucarero Central Romana tiene una capacidad normal de 15,000 toneladas de caña por 24 horas. Hay unos 151,000 acres bajo cultivo. Anualmente regenera alrededor de 25,000 acres.
La capacidad instalada para 1988 en depósito para el almacenaje de azucares era de 150,000 toneladas.
Su mayor producción se obtuvo en la zafra de 1969–70. Molió 2, 850,000 toneladas de caña y produjo 332,000 toneladas de azúcar grado 96.
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Figuras 13.1, 13.2. Producción de azúcar por el Central Romana.
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Figura 13.3. Producción de furfural por el Central Romana.
Historia
La formación de la corporación South Porto Rico Sugar Company, una multinacional norteamericana que aprovechó la inclusión favorable de Puerto Rico en la estructura arancelaria de los Estaos Unidos en 1900, tras la Ocupación Militar Norteamericana en 1898. Que se expandió desde Puerto Rico a República Dominicana, un país con perfiles globales disímiles.
La South Porto Rico Sugar Company conjugó exitosamente el aporte de capital alemán, asentado en los Estados Unidos, el modelo gerencial de factoría y la experiencia técnica asimilada de La Louisiana, con la tecnología agrícola biológica importada de Barbados. Todo ello ensamblado en un solo paquete de rendimiento efectivo. La fórmula de rendimiento mágico de la corporación fue puesta a operar, primero con el emplazamiento de la Central Guánica –desde su primera zafra la empresa más grande de Puerto Rico–, cuyos años formativos correrían entre 1900 y 1914. Culminando esta etapa justo cuando se iniciaba la Primera Guerra Mundial (1914–1918) que dió impulso tremendo a la producción azucarera de caña en las zonas tropicales. En un segundo puesto, al expandir la South Poro Rico Sugar Company sus operaciones hacia el sureste de República Dominicana en la provincia de El Seibo. Inicialmente, desde final de 1910, mediante la compra de terrenos y el fomento de la siembra de caña, hasta quedar instalado en 1918 el Central Romana, con su potente capacidad de molienda, amplias redes ferroviarias, almacenes y facilidades portuarias, edificios de administración y servicios como la bodega central, viviendas para el personal, club social., Cuerpo de Guarda Campestres para ejercer la autoridad en su territorio y bodegas en sus colonias para generar el over del que nos habla de manera testimonial Ramón Marrero Aristy en su famosa novela.
Central Romana impactó las estadísticas desde su primera molienda en la zafra 1918–1919, aportando el 18% del total de azúcar del país, superando ya en 1920 a todos los ingenios y desplazando del liderazgo al Ingenio Consuelo. Transformando con su presencia imponente la pequeña comunidad de La Romana en un verdadero sugar town.
Desde 1911, la dinámica empresarial romanense floreció con el movimiento comercial que significaban estas inversiones que auparon un mayor tráfico, vía importaciones del comercio local y exportaciones no sólo de caña, sino también de cacao, cueros, miel de abejas y cera a los Estados Unidos.
Para 1916 la empresa contaba con 15 kilómetros de vía férrea, 4 locomotoras y 80 vagones, los cuales conectaban los campos de caña con el embarcadero. Poseía una boyada de 400 bestias, 160 kilómetros de carreteras secundarias. En septiembre de ese año se hablaba de la instalación del ingenio, alentada por la bonancible coyuntura de precios generada por la Primera Guerra Mundial y la implantación del régimen de Ocupación Militar bajo comando de los marines, a lo cual se sumaba la extraordinaria expansión cañera.
Cuando la South Porto Rico Sugar Company inició sus gestiones en el país en 1910, el escenario azucarero lo componían los Ingenios Consuelo (20%), Angelina (18%), Cristóbal Colón (13%), Santa Fe (11%), Quisqueya (9%), y Porvenir (7%), en San Pedro de Macorís, que juntos representaban el 79% de la producción total; San Isidro (5%) y San Luis (2%), en los alrededores de Santo Domingo, otrora principal zona azucarera, sumaban el 7%. Mientras que Italia (5%), Ocoa (1.5%), Ansonia (4%) y Azuano (3.5%), en el Sur, aportaban un 14%.
Modo de crecimiento
En el 1912, cuando la empresa inicia sus operaciones en la República Dominicana, con el objetivo de llevar la caña para producir el azúcar en Puerto Rico, la empresa solicito a modo de requisitos para su instalación en la localidad nacional, que se restaurara el puerto de La Romana y se redujera el precio por importación, con el objetivo de mantener en el país la inversión puertorriqueña, se realizó la Ley de Franquicias Agrarias. El presidente Cáceres firmó la ley el 26 de junio de 1911.
De modo convencional, se han designado los modos de crecimiento según su forma de distribución de la renta y según la fuente principal de ésta.
Se puede lograr principalmente el crecimiento de la renta nacional a través de la inversión, el consumo interior, o también la exportación. En el primer caso, buena parte de la renta conseguida se destina a la producción de infraestructuras y de medios de producción (¡o de destrucción!). Cuando se privilegia el consumo, como en el segundo caso, el origen del crecimiento se debe a una distribución de la renta nacional que favorece el incremento del poder adquisitivo de toda o parte de la población. En tal caso, depende de los beneficios de productividad realizados en el ámbito considerado. Cuando el crecimiento se debe a la exportación de materias primas o agrícolas y también de bienes industriales o de servicios, su ritmo depende de las cotizaciones mundiales, en el caso de las materias primas y agrícolas, de la competitividad-precio, en el caso de los bienes o servicios exportados, o también de su especialización.
Para las fechas en la que la central comienza sus operaciones en la República Dominicana el modo de crecimiento que lleva el país era desigualitario y rentista, con el fomento del gobierno a la inversión en el sector agro industrial.
La distribución «desigualitaria» perdura sobre todo en muchas antiguas colonias, países en los que una oligarquía, terrateniente en su origen, ha sabido renovar las bases económicas y políticas de su poder. Se realiza en beneficio de algunas capas de la población que no redistribuyen más que una parte a estratos sociales dependientes, sobre todo a través del clientelismo.
El modo «desigualitario y rentista» se caracteriza por un crecimiento conseguido a través de la exportación de materias primas o productos agrícolas y de una distribución de los beneficios de la renta muy desigual y de tendencia clientelista. Unas pocas minorías acaparan la renta nacional y la redistribuyen parcialmente a otras capas sociales dependientes, según las necesidades prácticas y políticas. La evolución de las cotizaciones mundiales marca el ritmo del crecimiento nacional que dispone de una autonomía escasa para mitigar los choques y avalares de la economía internacional. En semejante contexto, el mercado interior conoce aceleraciones bruscas seguidas de caídas vertiginosas, sobre todo porque las condiciones legales de producción se ven sujetas a frecuentes modificaciones.
Tras la toma de poder de Ramón Cáceres, su gobierno se fundamentó en el pago de la deuda externa así como el fomento del sector agrícola, con tal objetivo el país se desplaza hacia la producción agroindustrial que trae consigo la instauración de los distintos ingenios azucareros, con las reducciones del costo de la tierra y las facilidades brindadas por el gobierno para su correspondiente adquisición, el gobierno brindo un apoyo a los sectores agropecuarios en su desarrollo.
Durante el periodo de los años 30, periodo en el que el país se encontraba inmerso en la dictadura Trujillista, el modo de crecimiento que experimento el país para entonces fue el modo competitivo consumidor, se caracteriza por un crecimiento inducido por el consumo interior y una distribución competitiva.
La distribución «competitiva» se realiza en función de las relaciones de fuerza, locales y categoriales, y también de las oportunidades financieras, inmobiliarias y comerciales.
En aquel entonces el país está inmerso en políticas que sustituyen la importación por lo que el mercado se abastece de los productos de fabricación local, de la mano con la fuerte inversión en los sectores agropecuarios e industriales.
En una tercera etapa podemos decir que el país pasa por el modo competitivo y exportador-precio, este modo de crecimiento se basa en ricos en cambio en mano de obra formada, receptivos a los inversores extranjeros, han podido por motivos históricos y geoestratégicos muy particulares, exportar sin contrapartida hacia los países industrializados, en un primer momento productos baratos de gama baja y después bienes más elaborados vendidos a precios muy competitivos. La producción se centra en la exportación, gracias esto en parte a los acuerdos de libre comercio, permitiendo así que el costo por exportación se reduzca.
La estrategia de rentabilidad
Ya que el mercado y el trabajo, al igual que las instituciones que los acompañan, son diferentes según los modos de crecimiento, las empresas no pueden explotar las mismas fuentes de ganancia.
Las combinaciones posibles y explotables de fuentes de ganancia constituyen lo que podemos denominar «estrategias de rentabilidad» de las empresas. Dichas estrategias se han denominado según la o las fuentes de ganancia que han privilegiado.
Durante todo el proceso desde su concepción hasta la fecha, la industria del azúcar ha planteado una estrategia de rentabilidad basada en la economía de escala o en la explotación del volumen de producción. Las economías de escala consisten en distribuir los costes fijos sobre el mayor volumen posible para reducir los costes unitarios.
Por otra parte, la Empresa del Central Romana para cuando Trujillo quiso apoderarse del ingenio, utilizó la estrategia de innovación para distraer al tirano del hecho de que el ingenio le tenía una fuerte competencia en cuanto al azúcar. Su innovación fue empezar a producir el furfural, lo que le generó beneficios por parte del gobierno a la empresa y que le permitió consolidar una compañía que es modelo de organización y eficiencia para la industria del azúcar dominicana y mundial.
Los modelos productivos
No se pueden desarrollar las estrategias de rentabilidad con cualquier medio. Esos medios responden a exigencias específicas para cada estrategia y deben ser coherentes entre sí. Los modelos productivos son precisamente los medios como aplicamos las estrategias de rentabilidad bajo una distribución de la renta nacional.
Respecto a la relación salarial, es la empresa privada con mayor número de trabajadores. Cuenta con bonificaciones para los mismos y además es la que mejor cumple con los estándares de seguridad y salud empresarial. El último convenio colectivo propuesto por el sindicato unido del Central Romana y firmado por los funcionarios, consigna un aumento salarial del 25% y aumenta los programas sociales a favor de los trabajadores.
Conclusión.
La economía Dominicana a lo largo de la historia se ha sustentado en su principio de la agroindustria, exportación de tabaco, café, cacao, algodón y azúcar de caña. La industrialización del país ayudo a maximizar la producción de estos productos agrarios de forma que se desligo de los modelos convencionales a fin de hacer eficiente su producción.
La industria azucarera marcó un antes y un después en la República Dominicana permitiendo a los trabajadores del campo disfrutar de un salario más allá del obtenido por sus actividades agrarias. La explotación de la mano de obra campesina y los salarios ofrecidos frente a las horas de trabajo provocaron que los campesinos dejaran el trabajo en las plantaciones de caña, provocando la migración e importación masiva de mano de obra extranjera. La situación salarial no fue distintas, los inmigrantes de igual forma fueron explotados por los ingenios, a diferencias de los locales estos en sus países no poseían tierras ni tenían acceso a empleos por lo que la industria azucarera se dio fuerzas así misma con los inmigrantes.
La industria azucarera con sus necesidades especializadas crea las carreras de ingeniería química e ingeniería industrial con el fin de analizar, estudiar y mejorar los procesos productivos desde el punto de vista químico y de organización industrial.
El ingenio más importante de la región como vimos fue el Central Romana, desde su fundación como suplidor de materia prima se colocó entre los más importantes, siendo el de mayor producción y mayor exportación obteniendo grandes remuneraciones a bajo costo de producción gracias por los gobiernos pro agrarios y por los modos favorables para la exportación. El Central Romana dio paso a uno de los más formidables desarrollos y diversificación

1 comentario:

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